Sarcopenia
Síntomas, causas, tratamientos y cómo evitarla
Intro
A partir de la tercera edad, existe la probabilidad grande de padecer sarcopenia (del griego, sarco, músculo y penia, deficiencia), una enfermedad músculo esquelética muy frecuente que tiene alta prevalencia en adultos mayores. Se calcula que afecta, por lo menos, entre el 13% y 24% de personas de entre 65 y 70 años cifra que incrementa a 50% en la población mayor de 80 años, afectando más a hombres que a mujeres.
Aunque aún no se ha comprobado un tratamiento para poder curarla, existe una clave para evitar la sarcopenia, y es prevenirla desde una edad temprana. Su etiología es multifactorial, ya que influyen la nutrición, estilo de vida, la actividad física y factores hormonales.
¿Qué es la sarcopenia y cuáles son sus causas?
La sarcopenia es el término literal que se le da a la escasez muscular. Se caracteriza por la pérdida progresiva y generalizada de masa y potencia muscular con un gran riesgo de que el paciente padezca una mala calidad de vida, discapacidad física, y caídas o debilidad frecuentes.
Se produce como consecuencia del envejecimiento, y generalmente está asociada a la osteoporosis (disminución de la densidad de la masa ósea), siendo estos los dos factores que determinan la calidad de vida y longevidad de adultos mayores. Sin embargo, hay otras cuestiones asociadas que pueden producirla, como el llevar una vida sedentaria.
Otra causa puede ser la resistencia a la insulina o enfermedades crónicas, sobre todo las asociadas a procesos inflamatorios, cáncer y alteraciones en el estado nutricional.
En pocas palabras, la sarcopenia aparece cuando cierto grupo de proteínas de las células musculares experimenta pérdida de calcio, lo que limita la capacidad de contracción de las fibras musculares.
Clasificación
Podemos clasificar la sarcopenia en cuatro grupos:
-
Sarcopenia primaria
Pérdida de masa y función del músculo esquelético que ocurre durante el proceso del envejecimiento.
-
Sarcopenia secundaria
Se produce debido a la presencia de una enfermedad o medicación subyacentes.
-
Sarcopenia aguda
Es usualmente relacionada a una enfermedad secundaria. Puede tener una duración menor de 6 meses.
-
Sarcopenia crónica
Generalmente tiene una duración mayor a 6 meses. Está asociada a enfermedades progresivas y crónicas, logrando que represente mayor riesgo de mortalidad.
Síntomas de la sarcopenia en el adulto mayor
Los adultos mayores que sufren de sarcopenia son más débiles que las personas con una masa muscular normal. Las personas que padecen sarcopenia suelen presentar sensaciones de debilidad, siendo habitual la dificultad para levantarse o la disminución en la velocidad al caminar, además de caídas repetidas. También pueden presentar pérdidas repentinas de peso o musculares sin causas justificadas.
Entre los 20 y 25 años, los grupos musculares se encuentran al máximo. Desde entonces, se inicia una pérdida de masa muscular que incrementa cada década. A partir de los 40 años, se pierde hasta 8% de masa muscular cada 10 años. Lo que los lleva a tener dificultades en la regulación de la temperatura corporal. En ambientes cálidos, una menor masa muscular provoca un incremento de la temperatura por kcal por kg de peso, y, en ambientes fríos, la menor masa muscular afecta la capacidad de aislamiento periférico de la termorregulación.
La reducción de testosterona y estrógenos que acompañan la vejez, acelera la pérdida de masa muscular. La hormona de crecimiento también se ve implicada en la pérdida de masa magra corporal.
Consecuencias clínicas de la sarcopenia
La sarcopenia está asociada con una condición médica subyacente, siendo obligatorio tratarla a fondo antes de la sarcopenia como tal.
Sus principales consecuencias clínicas se relacionan con la independencia funcional. De tal modo que los adultos mayores que sufren de sarcopenia tienen más dificultades para caminar o lo hacen de forma lenta al subir escaleras o al realizar otras actividades cotidianas.
Durante el proceso de envejecimiento, la disminución de la masa muscular con aumento de la grasa se espera. La presencia de la obesidad sarcopénica es todo un reto en el diagnóstico, ya que la reducción del músculo debido a la edad puede ser independiente del índice de la masa corporal.
¿Cómo se diagnostica la sarcopenia?
No existen métodos de referencia aceptados para medir la masa muscular, por lo que el diagnóstico de la sarcopenia puede ser complicado. Tampoco se dispone de valores normales de referencia en la población sana. Por lo que para llegar a un diagnóstico se emplean diversas técnicas para valorar la existencia de la pérdida de masa muscular, así como el impacto de la misma en la capacidad funcional del adulto mayor. Por ello, se solicita al paciente la realización de las siguientes pruebas:
- Masa muscular (fuerza y debilidad)
- Rendimiento físico
Al igual que el uso de la absorciometría de rayos X dual (DEXA), tomografía computarizada del abdomen, una medición de la pantorrilla para intentar cuantificar la masa muscular, densitometría Dual Den Rx, impedancia bioeléctrica y valoración de la fuerza muscular con dinamómetro.
Sarcopenia temprana
La sarcopenia temprana se asocia al bajo peso en el nacimiento, siendo un indicador de ambiente precoz deficiente, ocasionando una reducción en la masa muscular y fuerza en la vida adulta.
Se presenta por una disminución en el tamaño del músculo y, con el tiempo, produce una reducción en la calidad del tejido muscular. Los cambios se caracterizan por la sustitución de fibras musculares, tejido adiposo, aumento de fibrosis, cambios en el metabolismo muscular, estrés oxidativo y degeneración de la unión neuromuscular; que, en última instancia, conduce a una pérdida progresiva de la función muscular y a la fragilidad.
Menopausia y sarcopenia
Las mujeres son las menos afectadas cuando hablamos de esta enfermedad, siendo un 45% de la población femenina la que padece sarcopenia después de los 75 años.
Durante la menopausia, sufren un incremento de pérdida de masa muscular debido a la falta de estrógenos. A partir de los 70 años, la pérdida aumenta notablemente, por ello, la sarcopenia es un padecimiento que se hace presente en la mujer mayor.
La hormonoterapia no contribuye a cambios en la fuerza muscular ni los previene en mujeres posmenopáusicas, por lo que es importante realizar actividad física frecuente, llevar una dieta balanceada desde una edad temprana y auxiliarse con suplementos ricos en Péptidos de colágeno Bioactivos para llegar a los próximos años con fuerza y resistencia.
Obesidad sarcopénica
La obesidad sarcopénica es un término relacionado con el de la masa grasa con disminución de la masa muscular. Se caracteriza por la resistencia a la insulina e inflamación.
La falta de ejercicio regular y los factores genéticos relacionados con el envejecimiento y la condición física influyen en su aparición, convirtiéndola en un factor de riesgo para enfermedades crónicas; no solo compromete la calidad de vida, también la acorta. Esta enfermedad afecta a un porcentaje significativo de la población de adultos mayores.
Tratamientos
En concreto no existe un tratamiento específico para la sarcopenia, pero sí hay numerosas estrategias para intentar corregirla en la mayor medida posible. Sin embargo, se recomienda retrasar su aparición con elementos que ayuden a prevenirla, como los mencionados anteriormente.
Los tratamientos que se usan para la sarcopenia son:
Péptidos de colágeno Bioactivos:
Este ingrediente forma parte importante del tratamiento contra la sarcopenia, ya que las propiedades nutricionales que contienen sus aminoácidos benefician la salud de los huesos y las articulaciones.
Testosterona:
La presencia en la sangre de niveles bajos de testosterona (hormona sexual), se ha relacionado con una menor presencia de masa muscular y fuerza en los músculos de las piernas. Por ello, la testosterona ha sido utilizada como un tratamiento para la sarcopenia en varones.
Testosterona en adultos mayores:
En este grupo, las concentraciones de testosterona disminuyen progresivamente. Los niveles bajos de hormonas sexuales es de 20% en hombres mayores de 60 años, y puede aumentar a 50% en hombres mayores a 80 años.
Hormona de crecimiento humana (HGH):
El tratamiento con HGH aumenta la masa y fuerza muscular en adultos jóvenes, pero aún no es clara su utilidad con adultos mayores. Sin embargo, esta hormona puede tener efectos secundarios como retención de líquidos, ginecomastia o dolor en articulaciones, entre otros.
Intervenciones en citocinas y el sistema inmune:
Se han utilizado la pentoxifilina, talidomida o el acetato de megestrol con la intención de controlar la producción de citocinas (sustancias que producen pérdida de masa muscular) debido a la sarcopenia.
Dieta balanceada:
Uno de los tratamientos es administrar una dieta rica en proteínas o aportar nutrientes extras como aminoácidos, con el fin de ver si el riesgo de que la sarcopenia progrese o aparezca disminuye.
Ejercicios físicos de resistencia:
Como hemos mencionado antes, ejercicios de resistencia y físicos ayudan a los adultos mayores a mejorar la masa, fuerza, equilibrio y resistencia muscular. El ejercicio físico en la tercera edad debe ir acompañado de una ingesta adecuada de proteínas. En pacientes con insuficiencia cardíaca, es preferible limitar la práctica del ejercicio, ya que podrían retener líquidos.
“Aun siendo diagnosticado con sarcopenia, es fundamental ejercitarse conforme a las posibilidades de cada cuerpo, mantener una alimentación balanceada y complementar con suplementos con Péptidos de colágeno Bioactivos como auxiliar para los huesos y articulaciones.”
¿Cómo prevenir la sarcopenia?
Como bien hemos mencionado, la sarcopenia tiene sus orígenes en el estilo de vida y proceso de envejecimiento natural, por ello, es importante centrar los esfuerzos en adoptar y mantener una vida saludable.
Es esencial tener una dieta balanceada, la cual puede contener una cantidad adecuada de proteínas animales, diferentes tipos de pescados y carnes magras (fuentes esenciales de proteínas animales), vegetales de alta calidad (quinoa, soya y lentejas). Asimismo, es menester complementar la alimentación con los suplementos adecuados; una gran opción son los que contienen Péptidos de colágeno Bioactivos, idóneos para fortalecer huesos y articulaciones.
También es fundamental que los músculos tengan actividad física. Existen dos tipos de ejercicios:
Aeróbicos
Necesitan oxígeno para realizarse (nadar, correr, jugar basketball, football, entre otros). Esta clase de ejercicios son perfectos para la salud cardiovascular, ya que estimulan el funcionamiento del corazón, pulmones y vasos sanguíneos.
Anaeróbicos
Necesitan menos oxígeno y más actividad muscular, como
levantar pesas o hacer ejercicios de tensión en la zona.
Para evitar la sarcopenia, es importante que las personas mayores
practiquen ambas clases de ejercicio, siendo el anaeróbico el principal,
además estiramientos, movimientos contra resistencia y uso de pesas para
brazos y piernas.
La práctica de actividad física ha resultado eficaz para prevenir y mejorar el
tratamiento de muchas enfermedades frecuentes. También se ha
comprobado que las personas que llevan una vida más activa cuentan con
una mejor salud.
El yoga y la respiración para el correcto funcionamiento del cuerpo
Al
igual que los ejercicios anteriores, el yoga es considerada una de las mejores
actividades para fortalecerse mental y físicamente, teniendo diferentes tipos
para objetivos específicos. El yoga vinyasa es recomendable, ya que mezcla
movimientos con respiración consciente, haciéndola una actividad idónea
para fortalecer los músculos.
Las inhalaciones se combinan con movimientos ascendentes y otros que
abren la parte delantera del cuerpo, logrando así una sensación de ligereza.
Las exhalaciones, por otra parte, se vinculan con movimientos que
comprimen el vientre, ayudando a otorgar estabilidad.
El yoga no siempre es una actividad estática, puede ser rítmica, dinámica e
intensa. Por ello, su variación vinyasa es un entrenamiento completo y
dinámico para el cuerpo, logrando que sea una de las mejores opciones para
mantenerse físicamente activo y fuerte.
Conclusiones sobre la Sarcopenia
La sarcopenia se define como la pérdida de masa y fuerza muscular, la cual es mucho más común en el adulto mayor, puesto que está relacionada con la pérdida de calcio en las proteínas de las células musculares, ocasionando la contracción del músculo y evitando su regeneración.
Antes de diagnosticar a un paciente con sarcopenia se debe tener una sospecha clínica importante. Por tal motivo, no está demás mantener una vida plena, saludable y activa para prevenirla desde una edad temprana, ya que se cree que esta enfermedad tiene sus orígenes en personas cada vez más jóvenes.
Mantener una actividad física durante la vida nos ayudará también con diferentes enfermedades, como la diabetes, la osteoporosis, la cardiopatía coronaria, la osteoartritis e incluso la depresión. Una dieta saludable es otro de los factores que nos ayudarán a prevenir la obesidad sarcopénica. Existen diferentes tipos de ejercicios que también pueden ayudarnos.
La salud es lo que definirá cómo viviremos en todas las etapas de nuestra vida. Consulte a un médico en caso de sentir cualquiera de estos síntomas; él determinará el manejo integral y, en su caso, le sugerirá acudir con un especialista.
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